¿Puedo hacer ejercicio físico en altitud si tengo una patología cardíaca?
La montaña. ¿amiga o enemiga del corazón versus del paciente con patología cardiovascular?
Más de 100 millones de personas viajan anualmente ya sea por trabajo, deporte o vacaciones a altitudes superiores a 2500m. Con el ascenso en altitud se reduce de forma progresiva la presión atmosférica y la presión parcial de oxígeno lo cual activa los quimiorreceptores de nuestro organismo para activar una serie adaptaciones cardiovasculares que se caracterizan por un aumento de la frecuencia cardiaca, del gasto cardíaco y una reducción inicial de la presión arterial y posterior aumento. Además, la altitud añade otros estresores como las temperaturas extremas, la humedad, la ansiedad por encontrarse alejado de un centro hospitalario y estar en un ambiente desconocido. Todo ello conduce a una reducción progresiva de nuestra capacidad funcional aeróbica con el ascenso altitud. Así, se ha confirmado que el consumo de oxígeno máximo se reduce en un 9% entre 2000 y 3000metros respecto al nivel del mar, un 29% entre 3000 y 5500 metros y casi hasta la mitad más allá de los 5500 metros.
Por todo ello, el ejercicio en altitud supone un estrés importante para los pacientes con problemas de corazón pudiendo desencadenar un evento cardíaco si no tomamos las precauciones necesarias. Es por ello, que antes de realizar ejercicio físico en altitud, especialmente –cuando se vayan a superar los 3000 metros, se recomienda realizar una evaluación cardiovascular completa. Se torna esencial confirmar la estabilidad clínica tanto en el paciente con patología cardiovascular establecida (cardiopatía isquémica, arritmias, insuficiencia cardíaca) como en aquel que tiene factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial. Debemos conocer detalladamente a que estresores nos enfrentaremos: altitud máxima, climatología, intensidad del ejercicio a realizar, alimentación e hidratación, etc. Se debe establecer una planificación detallada e individualizada de la expedición asegurando una aclimatación progresiva y evitando realizar ejercicio físico el primer día del ascenso. Asimismo, será esencial revisar la medicación haciendo los cambios pertinentes en caso necesario. La acetazolamida es un fármaco que ha demostrado disminuir el umbral de isquemia y reducir el aumento de presión arterial que induce la altitud por lo cual se puede considerar en determinados casos. Asimismo, otros fármacos usados extensamente cardiología como son los betabloqueantes no selectivos (ejemplo: carvedilol) reducen la tolerancia al ejercicio en altitud por lo cual en determinados casos se consideran cambiar por betabloqueantes selectivos que tienen un impacto negativo menor (ejemplo: nevibolol).
Con el objetivo de convertir la montaña en amiga de los pacientes con patología cardiovascular hemos desarrollado este podcast: https://youtu.be/5yqblh0OSEM en el que revisamos este apasionante tema y damos recomendaciones para disfrutar de una expedición altitud con la mayor seguridad.
